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Según reseñan los documentos históricos, el nacimiento del rey David pudo ser alrededor del año 1040 antes de Cristo. De grandes cualidades, el rey David podría haber sido un gran humanista del Renacimiento por su amplia cultura polivalente, fue guerrero, poeta, pastor y músico. El rey David, rey de de Israel, vencedor de Goliat, vivió una vida intensa llena de vicisitudes, fue odiado por su hermano Saúl, amado por el pueblo de Israel, envuelto en una historia de amor con Betsabé y sufrió la muerte de su hijo Absalón. A su largo reinado, de más de 40 años, le sucedió por herencia dinástica, su hijo Salomón. Por todo ello, el Rey David es sin duda una de las figuras más atractivas de la historia.
Su buen hacer le valió la admiración de tres religiones, el judaísmo, el cristianismo y el islam. La figura del Rey David ha inspirado numerosas representaciones artísticas, desde su nacimiento hasta nuestros días, se encuentra en frisos, esculturas, mosaicos, pinturas desde manuscritos miniados grecobizantinos del siglo X, pasando por Caravaggio, Donatello, Miguel Ángel, Rembrandt, Bernini... hasta la escultura de Ashiam Shoshani en el Siglo XX.
En el ámbito musical podemos disfrutar de muchísimas referencias y obras compuestas en torno al Rey David, desde Josquin Desprez, pasando por Alonso Mudarra, las sonatas bíblicas de Kuhnau o el gran oratorio de Saúl de Haendel entre tantos.
El atributo musical del Rey David es, sin duda, el arpa, y ahí está la razón de ser de este fantástico viaje musical que os ofrezco. Inspirada en la obra de Triste sobre el Rey de David, de Alonso Mudarra, me he permitido describir la personalidad y narrar la vida intensa del Profeta, imaginando cómo sería a los ojos del Renacimiento con el arpa de dos órdenes, uno de los instrumentos de más relevancia en la península Ibérica desde mediados del Siglo XVI.