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A mediados del siglo XVI aparece en España el “Arpa de dos órdenes” , según confirma Juan de Bermudo en su obraDeclaración de instrumentos musicales en el año 1555. Ésta aparición, se debe a la creciente cromatización de la música y la progresiva emancipación del lenguaje específicamente instrumental. Así pues, el arpa, diatónica hasta el momento, se convierte en un instrumento cromático de una forma bastante original: añadiendo una orden de cuerdas cromáticas (teclas negras del piano) entretejidas o entremetidas con las diatónicas (teclas blancas del piano). Resultó ser un invento sumamente práctico para los violeros españoles y, al parecer, no utilizado fuera de la Península Ibérica.
Durante dos siglos (1650-1750), el arpa en la península Ibérica se convierte en un instrumento rey, su aparición en las capillas, acompañando los oficios eclesiásticos, está más que documentada. Pero el arpa de dos órdenes, no queda relegada únicamente al terreno de la música sacra. Su intervención, tanto en el teatro palaciego, como en el de corral de comedias, fue privilegiada.
Los famosos “Tonos”, atestiguan la intervención musical del arpa en estos dos ámbitos, sacro y profano. Eran obras que se caracterizaban por el uso de textos poéticos de naturaleza religiosa o profana y, en su gran mayoría, estaban compuestos para una o dos voces. Así pues, recibieron el nombre de Tonos Divinos aquellos que se interpretaban en el marco de un contexto eclesiástico y litúrgico, y Tonos Humanos, al ser composiciones profanas, y en el ámbito en el que se desarrollaron estos fue, especialmente, el teatral. Incluso los Tonos a lo Divino también formaban parte del teatro cuando se trataba de los Autos Sacramentales.
Uno de los compositores más prolífico de los citados Tonos fue Juan Hidalgo, músico de la Real Capilla, mano derecha de Calderón de la Barca y, a su vez, destacado tañedor de arpa.
Estas pequeñas pinceladas sitúan al arpa de dos órdenes en un plano “acompañante”, al servicio de la voz. Pero es uno de los pocos instrumentos del los siglos XVI y XVII que gozan de un gran número de manuscritos para interpretación a solo (Antonio de Cabezón, Lucas Ruíz de Ribayaz, Diego Fernández de Huete, MS 2478, MS 816...)
Todo este repertorio nos lleva a nuestros orígenes, son numerosas las danzas y canciones que contienen armonías y ritmos de nuestra música tradicional que todo llevamos dentro.
De ahí surge este programa EL ARPA DE NUESTRA TIERRA, que evoca los rincones más ricos de nuestro repertorio que nos ha ido acompañando durante siglos.