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Bastaría la música, pequeñas piezas renacentista y barrocas de una evocadora belleza, interpretada en las cuerdas de un arpa histórica, el arpa de dos órdenes. Bastaría el verso, otra forma de música, los grandes poemas de nuestros siglos de oro. Bastarían cada uno por separado para transportarnos a un mundo delicado y verdadero, lejano ya pero que aún logra conmovernos.
Pero en “Amor, mentira de poetas”, arpa y poesía, notas y voz se unen para crear un espectáculo que no es un concierto ni es un recital, ni una mezcla de ambos, sino una criatura diferente hecha de música e interpretación.
Amores y desamores trágicos, burlescos, ligeros, desgarradores, afortunados o desgraciados. La música y los poemas se intercalan y se unen para ayudarnos a recorrer el mapa de esa emoción tan humana, esa posible ficción que tantas bellas obras ha inspirado. Aunque solo fuera por eso merece este pequeño homenaje.
“Porque es Amor mentira de poetas,
sueño de locos, ídolo de vanos.
¡Mirad qué negro dios el que adoramos!”
Gaspar Gil Polo
Amor, mentira de poetas es un recorrido sutil que nos transporta hasta una época clave de nuestra historia; el renacimiento y barroco español, su espíritu, su sensibilidad, sus anhelos, su visión idealizada de un mundo lleno de aristas, de transformaciones, en el que florece la más alta cultura.
En este espectáculo se combinan dos lenguajes artísticos diferentes pero complementarios: la música del arpa de dos órdenes y los poemas de nuestros grandes autores de los siglos de oro.
El arpa de dos órdenes es un instrumento genuinamente ibérico, y tuvo un gran protagonismo en la península a mediados del S. XVI y el S. XVII. Por un lado, este arpa se utilizó frecuentemente en las capillas, ya que era mucho más fácil de transportar que los instrumentos de tecla y aportaba una mayor sonoridad. Por otro lado, sustituía al órgano en determinados momentos del año litúrgico, cuando el uso de este instrumento en los oficios estaba prohibido.
Pero el arpa de dos órdenes no queda relegada únicamente al terreno de música sacra. Encontramos este instrumento igualmente en el teatro palaciego y en los corrales de comedias.
Son muchos los compositores que eran también arpistas en esta época como Juan Bautista del Vado y Gómez, Juan Francisco Gómez de Navas, Juan Serqueira de Lima, Juan Bonet de Paredes o Juan Hidalgo, gran amigo de Calderón de la Barca y compositor de música para muchas de sus obras teatrales).
Las piezas musicales elegidas fueron compuestas casi en su totalidad para el arpa de dos órdenes (excepto la “Fantasía X”, de Alonso Mudarra).
Escucharemos obras de Lucas Ruíz de Ribayaz en “Luz y norte musical”, de Diego Fernández Huete: “Compendio numeroso de Zifras armónicas , con theorica, y practica para harpa de una orden, de dos, y de órgano”, MS 816, MS 2478, “Libro de cifra nueva para tecla, arpa y vihuela” escrito por Venegas Henestrosa y con piezas de Antonio de Cabezón entre otros.
En cuanto a los textos, seleccionados por Paco Rojas, son una buena muestra de la poesía de temática amorosa del barroco español.
El amor como tema literario alcanza en esta época una gran sofisticación. La base, como en toda poesía de esos siglos, sigue siendo el renacimiento italiano, con la idealización de la mujer amada, la identificación con la naturaleza, las alusiones mitológicas... pero ya con ese gusto tan español por la iconoclastia, la burla y la ironía. El poeta sufre el amor pero al mismo tiempo es consciente de la tramoya que se esconde tras los sentimientos, que él mismo fabrica, que otros poetas alimentan. En este espectáculo se interpretan textos de Miguel de Cervantes, Gaspar Gil Polo, Luis de Góngora o Sor Juana Inés de la Cruz, entre otros. El argumento es común: el amor. Pero tratado desde diferentes puntos de vista y con metros muy variados.
Tanto los textos como la música han sido trabajados con criterios históricos. La interpretación de la música se hace leyendo directamente de las partituras originales de la época, y siguiendo el modo de tocar que prescribían los maestros arpistas.